jueves, 20 de diciembre de 2012

Abrelatas, música básicamente imprescindible (Perú).


No somos pocos los que recordamos con mucha gratitud a una de esas bandas que poblaron la efervescente escena local de mediados del 2000, y aunque poco a poco esta escena mostraba menos creatividad e intelgencia, lograba mantener una vigencia como nunca había ocurrido en las radioemisoras locales durante las dos últimas décadas.

Abrelatas es la banda a la que me refiero, y no es cualquier banda, fue considerada una de las más importantes del panorama local, que ya es de culto diría yo, porque se atrevieron a hacer música menos comercial y porque a pesar de eso, consiguieron calar en cierto sector de seguidores que en verdad se preocupaban de la escena real peruana, que no estaba en las radios, que no hacía conciertos grandes, que no se preocupaban en el look, que no se interesaban en lanzar un hit y ser populares o hacer videos para Mtv. No, con esta banda pasaba todo lo contrario, siempre demostraron ser un grupo que ante todo les interesaba mostrar los sonidos que a ellos les gustaba, "experimentar", famosa palabra que muchos grupos en el Perú no tienen en su vocabulario y mucho menos en sus planes.


En Hormigas boca arriba, no encontrarán música mainstream, ni hecha especialmente para un sector de gente "erudita" ni mucho menos, encontrarán música sincera, hecha para ser escuchada con un expresión distinta en el rostro, porque muy pocas bandas se atrevieron a adueñarse de este tipo de música, porque suena a electrónica, a pop, a música casera, low-fi, a indie; con letras mucho menos digerible, entrelazadas con frases incoherentes, subjetivas, al menos de primera instancia, haciéndonos emparentar este estilo con otra de las bandas que dejó huella a fines de los 90: Electro-Z. ¿Coincidencia gratuita? Por supuesto que no, porque Christian Vargas, cantante, tecladista y baterista de Abrelatas, formó por un breve tiempo parte de aquella banda de L.A.S.E. y Jennifer Cornejo.

Hormigas boca arriba siginificó el debut de Abrelatas el año 2004, y fue un debut muy auspcioso, dejando para el recuerdo grandes temas, como Tangible; Casos; Lucidez al sexto piso; Denominador y sobre todo, Rotación, con un excelente inicio de teclado, tímida, melancólica, con una serie de frases que pueden significar muchas cosas, pero que hacen referencia principalmente al cambio, ya sea de un estado de ánimo, de una situación, o de la vida misma.

El 2006 publican Inútilmente románticos, y la tónica continúa siendo la misma, cuota indie con bases electrónicas, y mucho low-fi, añadiendo la guitarra de Rony Quiroz a la parafernalia de Christian Vargas y Jorge Paez en bajos, teclados y guitarras (ambos multiinstrumentistas). Para esta producción, el inicio elegido es un tema de caracter instrumental titulado igual que el disco, que tiene una duración de poco más de dos minutos, generando una atmósfera ideal para un soundtrack invernal, o para una caminata al atardecer, el track 2 se presenta con un giro de 180º en comparación a la obertura: Universo, es un tema sobresaliente, y muestra un estilo más indie pop emparentado al sonido Catervas, otra gran banda de la movida rockera peruana. Hipotenusa; ¿Adivinas?; Sofá cama; Números al infinito; Cerco eléctrico y Alguna vez, confirman que lo escuchado en el debut no fue flor de un día y nos trae a la memoria aquella vieja frase: Nada en esta vida es casualidad.

Universo, en vivo:



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